Pues nadie lo sabe, pero no
le haría mucha gracia ni a la CE, ni a los mercados, la anexión de un país que,
según los datos ofrecidos por el Banco de España, tendría una deuda alrededor
de los 155.000 millones de euros, con una capacidad aún más mermada para
devolverlos. El problema para Europa sería aún mayor, también se quedaría con
una España endeudada hasta los 650.000 millones de euros, habiéndose
desprendido de una región que hoy implica el 18,7% de su PIB, y cuya cuota
sobre las exportaciones del conjunto del país asciende al 26,5 %. Pero lo peor
para Europa, es que las dificultades, tanto de Cataluña como de España, para
pagar sus deudas supondrían un tsunami para los mercados de deuda de todos los
países de la Unión, con el subsiguiente aumento de sus primas de riesgo, fuga
de capitales fuera de la UE y un proceso que podría derrumbar el Euro. Este es
el motivo por el cual la UE se ha apresurado a amenazar a Cataluña con su
pronta salida de la Unión en el hipotético caso de una secesión de España.
Por si fuese poco, para
mayor aversión de la UE al proceso secesionista catalán, los problemas
territoriales son problema común en sus viejas naciones. Italia es amenazada
por la Liga Norte, Reino Unido espera un referéndum secesionista en Escocia,
los separatistas flamencos han ganado con amplio margen las elecciones
municipales en Bélgica, los landers más ricos alemanes (Baviera, Baden-Württemberg
y Hesse) pusieron una demanda a su constitucional contra el reparto financiero
federal, y hasta Francia tuvo en los setenta problemas separatistas en Bretaña
y la isla de Córcega. Y así otros como Suiza, Dinamarca, Rumania…
Otra
perspectiva sería acudir al Derecho internacional para resolver esta
cuestión, algo a lo que vienen acudiendo con frecuencia los nacionalistas
catalanes.
En
un primer momento, el llamado derecho a la autodeterminación fue constituido
para aquellas situaciones coloniales, cuya primera piedra encontramos en la
Resolución 1514 de 14 de Diciembre de 1960 de la Asamblea General de la
Organización de Naciones Unidas. Esta Resolución define qué ha de entenderse
como pueblo colonial, siendo aquel, el pueblo que no ha alcanzado aún la
plenitud de gobierno propio y que además habita en un territorio que está
separado geográficamente del país que lo administra.
Posteriormente,
este principio de autodeterminación de los pueblos transcendió más allá de
las situaciones meramente coloniales. Así por ejemplo, según se desprende de
diversas resoluciones de Naciones Unidas: todos los pueblos tienen el
derecho de libre determinación.
No
obstante, el Derecho internacional le ha puesto límites a este
derecho. Por ejemplo, en la anteriormente mencionada Resolución 1514, se
declara contrario a la Carta de las Naciones Unidas todo intento dirigido
a quebrantar la unidad nacional y la integridad territorial de un país. En
este mismo orden de cosas, en la Resolución 2625 de la ONU se establece, que
bajo este derecho de autodeterminación, no se autoriza ninguna acción que
esté orientada a menoscabar la integridad territorial de un Estado soberano que
a su vez se conduzca de acuerdo con el principio en cuestión, siempre que en
esa zona del Estado con pretensiones secesionistas, estén dotados de un gobierno que represente a la totalidad del pueblo
perteneciente al territorio, sin distinción por motivos de raza, credo o color.
Por
otro lado, en la Convención de Viena sobre la sucesión de Estados en materia de
Tratados se afirma que cuando un estado se independiza de otro mantiene todos
los tratados que había ratificado el estado predecesor. Pero el Convenio de Viena de 1978 niega al nuevo Estado
la pertenencia a los organismos (UE, ONU). La interpretación que hace el
Tribunal Supremo de Canadá de la legislación internacional sobre el tema lo
deja todo muy claro:
«[La
sentencia] Recoge la doctrina internacional clásica respecto al derecho de
autodeterminación, que legitima una declaración unilateral de independencia en
casos perfectamente tasados, como las situaciones coloniales, alejados todos
ellos del quebequés y, podemos añadir, de nuestras propias regiones. Atributos
particulares de un grupo de ciudadanos, como la lengua, la cultura o la
religión, no atribuyen un derecho unilateral a la secesión en un Estado
democrático.»
En noviembre de 1918, una
comisión de políticos enviada desde Barcelona, en los años de Alfonso XIII, y
en el momento del fin de la Gran Guerra, que creía ver en los Catorce Puntos
del presidente Wilson la confirmación de sus derechos nacionales, intentaba que
Georges Clemenceau se interesara por el problema catalán en la conferencia de
Versalles. Obtuvieron del “tigre” un rechazo despectivo: "pas d'histoires,
messieurs, pas d'histoires ...".
Tras este episodio histórico
de 1918, la burguesía catalana apoyaba en 1923 el levantamiento militar de
Primo de Rivera, el cual no sentía mucha simpatía por catalanismos, pero ofrecía
estabilidad a España. Hoy día, en el 2012, en una carta enviada por la
vicepresidenta y titular de Justicia europea, Viviane Reding, se asegura que una Cataluña independiente quedaría
automáticamente fuera de la UE y por tanto España tendría la última palabra
para poder aceptar su posterior entrada en el club comunitario. Aún así, el
actual presidente de la Generalitat, Artur Mas, apoyado por el representante de
la izquierda independentista, Oriol Junqueras, continua un proceso secesionista
buscando apoyos en la UE, basado en una consulta que pretende dar respuesta por
parte de la población catalana a la pregunta: “¿Usted desea que Cataluña sea un nuevo Estado de la UE?”. Parece
que la simpatía desde Europa ha este proceso es similar al que se observó en
1918. Esperemos que no se desarrolle nada parecido en España a lo que ocurrió
en ese periodo de la historia.
ARTICULOS USADOS PARA ELABORAR EL TEXTO:
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Sigue pendando lo mismo ?
ResponderEliminarCataluña entraría directamente en Europa si interviniera el ejército (a pasado en otras ocasiones), de otra forma unas pueden pensar una cosa, otras otra pero para entrar en Europa se necesita, tengo entendido, el apoyo de todos los miembros... y Cataluña no tendría el de España.
ResponderEliminarSobre las deudas, creo que las deudas de muchos paises europeos son tan altas que no se pueden pagar.